Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Reyes 1, 39-52

39 El sacerdote Sadoq tomó de la Tienda el cuerno del aceite y ungió
a Salomón, tocaron el cuerno y todo el pueblo gritó: «Viva el rey
Salomón.»

40 Subió después todo el pueblo detrás de él; la gente tocaba las
flautas y manifestaba tan gran alegría que la tierra se hendía con sus voces.

41 Lo oyó Adonías y todos los invitados que con él estaban cuando
habían acabado de comer; oyó Joab el sonido del cuerno y dijo: «¿Por qué
este ruido de la ciudad alborotada?»


42 Estaba todavía hablando cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote
Abiatar; y Adonías le dijo: «Ven, pues eres un hombre valeroso y
traerás
buenas noticias.»

43 Jonatán respondió a Adonías: «Todo lo contrario. Nuestro señor el
rey David ha proclamado rey a Salomón.

44 El rey ha enviado con él al sacerdote Sadoq, al profeta Natán, a
Benaías, hijo de Yehoyadá, a los kereteos y peleteos, y le han hecho montar
sobre la mula del rey.

45 El sacerdote Sadoq y el profeta Natán le han ungido rey en Guijón;
han subido de allí llenos de gozo; la ciudad está alborotada; y
ése es el
tumulto que habéis oído.

46 Más aún, Salomón se ha sentado en el trono real,

47 y los servidores del rey han ido a felicitar a nuestro rey David
diciendo: Que tu Dios haga el nombre de Salomón más dichoso que tu
propio nombre y haga su trono más grande que tu trono. El rey se
ha
prosternado en su lecho,

48 y ha dicho así: “Bendito Yahveh, Dios de Israel, que ha permitido
que un descendiente mío se siente hoy sobre mi trono y que mis
ojos lo
vean.”»

49 Todos los invitados que estaban con Adonías temieron y,
levantándose, se fueron cada uno por su camino.

50 Adonías tuvo miedo de Salomón; se levantó y se fue y se agarró a
los cuernos del altar.

51 Avisaron a Salomón: «Mira que Adonías tiene miedo del rey
Salomón y se ha agarrado a los cuernos del altar diciendo: Que el
rey
Salomón me jure desde hoy que su servidor no morirá a espada.»

52 Dijo Salomón: «Si es hombre honrado, no caerá en tierra ni uno de
sus cabellos, pero si se halla maldad en él, morirá.»